sábado, 6 de febrero de 2010

¿Cómo se originó el Poker Texas Hold'em?

Es obvio que el poker no puede ser más antiguo que las cartas utilizadas en el juego, y las barajas de cartas se utilizaban en China ya por el siglo XIII. Llegaron a Europa en forma de conjunto de 52 cartas a Venecia, Italia, hace más de 700 años. Por aquel tiempo, otros tres imperios (el indio, el persa y el egipcio) ya habían ejercido cierta influencia sobre la baraja. Ya desde muy temprano, la clasificación de cartas era idéntica a la del juego moderno, con cuatro palos que contenían 13 cartas cada uno, originalmente oros, copas, espadas y bastos, encabezados por la sota, el caballo y el rey. Cómo el as llegó a tener más valor que el rey, cuando nadie, aparte de Dios, era superior al Rey, es todo un misterio. Basta decir que, en algún momento, el as se convirtió en la mejor carta, pero manteniendo la capacidad de ligar escalera baja y convertirse en la carta más poderosa en la mayoría de los juegos. Lo más probable es que el poker moderno obtuviera su nombre de uno de estos tres orígenes: el juego alemán Pochen, o Pochspiel, muy popular desde el siglo XV; el juego francés Poque, probablemente derivado del antiguo verbo francés póquer, que significa apostar, en el que los faroles y las apuestas eran parte del juego. Es posible que este juego francés descienda de sus antecesores alemanes. O, por último, la palabra “poke” se usaba como palabra clave para escondites de dinero clandestino en la jerga del mundo del hampa en los primeros tiempos de los Estados Unidos. Independientemente de cómo surgió, es un nombre fantástico y perfecto para el juego.

¿Cómo comenzó esta locura actual por el Texas Hold’em sin límite? Bueno, tenemos alguna que otra pista más, pero son mayormente especulaciones. En un artículo publicado en la revista estadounidense LIFE el 16 de agosto de 1968, A.D. Livingston (un conocido jugador de poker profesional y célebre autor de material sobre poker) habla sobre el juego, cómo se juega, cómo se dio a conocer y cómo se convirtió en esta locura. Este artículo despertó tanto interés en el juego que muchos de los 40 millones de jugadores de poker que se estima que existen comenzaron a jugarlo

Según Livingston, en sus inicios, el poker era conocido como “Hold Me Darling”, “Tennessee Hold Me” o “Texas Hold ‘em”. Como sucede con otras luchas por los nombres, ahora sabemos qué nombre ganó la batalla… ¡y la guerra!

Según algunas fuentes, el Hold ‘em se jugó por primera vez en Robston, Texas, en 1905, pero, probablemente, nunca lo sabremos a ciencia cierta. He aquí una de mis historias favoritas sobre cómo comenzó todo:

Durante una larga, sureña y calurosa noche de cartas, el juego preferido era el Stud, especialmente, una nueva versión del Stud que se jugaba con siete cartas. Durante esta maratoniana sesión, se apostó una cantidad considerable de dinero y cuando iba despuntando el alba, había un jugador, conocido por ser un embaucador, que recibía una y otra vez la carta que necesitaba justo cuando se repartía la última carta, boca abajo. La carta final lo convertía mano tras mano en ganador. Mientras sus contrincantes se llevaban decepción tras decepción, al Sr. Suerte le salía bingo tras bingo. Los demás jugadores sabían que el Sr. Suerte iba a perder en algún momento… pero, ¿cuándo? Al final, uno de los contrincantes del Sr. Suerte no pudo soportarlo más, así que le soltó de repente: “¡Si tuvieras que jugar con las cartas que me tocan a mí, no tendrías ni la más mínima posibilidad! ¡Nunca jamás podrías vencerme! ¡Nunca jamás podrías ganar! Nunca!” El Sr. Suerte se rió, “¡Estás de broma! ¿De verdad te lo crees? ¡Pues hagámoslo y lo descubriremos Jugaremos mano a mano con una carta boca abajo y, a partir de ahí, jugaremos las mismas cartas. Sólo necesito una carta boca abajo para vencerte. ¡Sólo una!

El Sr. Refunfuñón se dio cuenta de que se arriesgaba a que los demás lo criticaran a lo grande si expulsaba del juego al pobre jugador con suerte, así que, tras considerarlo durante un momento, se despachó con “una carta no me parece demasiado difícil, sino más bien una confrontación final. ¿Qué te parece si utilizamos dos cartas boca abajo... sin tener que dejar a nadie sin jugar? ¡Cuantos más seamos, mejor!”

“Mmmmm”, contestó el Sr. Suerte. “Supongo que podríamos jugar unos cuantos si a nadie le importa que modifiquemos el juego”.

“Podemos comenzar con dos cartas boca abajo, como en el Seven Card Stud, y luego jugamos las otras cinco como cartas comunitarias. Cada vez descubriremos una sola carta en el centro de la mesa y todos los que sigan en la mano podrán utilizarla”, sugirió el Sr. Refunfuñón.

“De acuerdo”, contestó el Sr. Suerte. “Dos cartas de mano y cinco cartas que podrá utilizar cualquiera que esté en la mano, y una ronda de apuestas antes de que se descubra cada carta comunitaria. ¿Con esto bastará para que dejes de quejarte por tu mala suerte?”

“Sí”, contestó un sumiso Sr. Refunfuñón, que era lo suficientemente inteligente como para quejarse de la buena racha de un novato (fish, en inglés) con suerte.

Y así nació el juego de “hold them”. Más tarde, se contraería para pasar a llamarse hold’em y, como era más popular en Texas, se hizo famoso con el nombre de Texas Hold ‘em. Los jugadores de Texas, con Doyle Brunson a la cabeza, jugaban el juego en función de las apuestas de la mesa (table stakes), es decir, sin límite y, con la colaboración de Benny Binion, dueño del Horseshoe Casino, en Las Vegas, el NLHE (abreviatura inglesa de Hold’em sin límite) se convirtió en el juego preferido para el campeonato mundial de poker. De hecho, se le suele conocer como el “Cadillac del poker”, y es que muchos lo consideran la variedad más compleja y que más habilidad requiere.

Muchos pensaban que el juego mejoraría y aumentaría de velocidad si se descubrieran las tres primeras cartas comunitarias de una vez, sin rondas de apuestas entre ellas, y así nació el flop. No es coincidencia que este cambio favoreciera a los mejores jugadores, ya que ahora podían ver 5 cartas antes de tomar una decisión. Una vez comprendido el valor de la posición, se introdujo un botón que iba rotando por la mesa en cada mano y que representaba al crupier, de manera que todos tenían la oportunidad de actuar en último lugar.

Desde entonces, la terminología ha ido cambiando. Por ejemplo, el flop ya no se llama “turn”, como se le llamaba al principio en Texas, y damos golpecitos en la mesa para indicar que pasamos, en vez de que vamos all-in, pero el juego sigue básicamente siendo el mismo.

Parte de la fascinación original del hold’em se originó por el hecho de que podían jugar hasta 22 jugadores al mismo tiempo, por lo que en las partidas caseras no hacía falta reducir el número a 8, como en el 7-Card Stud... Siempre habría un sitio disponible para jugadores simpáticos como el Sr. Suerte, que aparecían con los bolsillos cargados de dinero. Desde entonces, ningún otro jugador especial, hoy en día conocidos como fish, ha tenido que esperar hasta que otro abandonara el juego para poder jugar. Debido a las limitaciones prácticas de repartir las cartas y sentar a los jugadores alrededor de una mesa, ha habido pocos juegos con más de 12 participantes, pero las mesas se crearon para 12, 11, 10, 9 y, de vez en cuando, 8 o menos jugadores.

El Hold’em llegó a Las Vegas, Nevada, en la década del 1960 y al principio se jugaba como un juego de sólo ante. En el Golden Nugget, en el centro de la ciudad, el mayor juego era el Hold’em con límite de 10-20, con un ante de 50 centavos. Pero pronto se introdujo una ciega de $5, que iba rotando en la mesa, una posición a la izquierda del botón. Para conseguir un juego más rápido y evitar las frecuentes peleas que surgían por los que no habían apostado, los jugadores sustituyeron los antes por una segunda ciega de $5. A partir de ahí, el juego normal era de 15-30 (ciegas de $5 y $10 delante del botón), con la primera subida en 25. La ciega grande pronto pasaría a subir a 15, con la primera subida en 30. Por último, la ciega pequeña aumentó a $10, que ahora es el estándar para el Hold ‘em con límite de 15-30 y no parece que vaya a cambiar en un tiempo.

El Hold’em con límite, con su estructura fija de apuestas, fue el juego favorito hasta que el poker se hizo popular en televisión en 2002. El Hold ‘em sin límite, con sus gigantescos premios acumulados y el dramatismo que conlleva, se llevó al público de calle. Los nuevos jugadores habían visto el juego en televisión, así que a eso es a lo que querían jugar en los casinos. Los buenos jugadores seguían a los malos y el NLHE es ahora, con mucho, la forma de poker más popular. El NLHE se jugaba table stakes, por lo que un jugador podía apostar todo lo que tenía en cualquier momento, pero no podía sacar más dinero de su bolsillo cuando le hiciera falta. Cada jugador sólo podría jugar un pozo hasta la cantidad que tuviera sobre la mesa. Si lo apostaba todo, se consideraba que había ido all-in. Si otros jugadores tenían más, se creaba un pozo paralelo en el que sólo participaban los jugadores a los que les quedaban fichas.

La estructura es la base de la acción de todos los juegos de poker. En los torneos de NLHE, las ciegas, o apuestas forzadas, aumentan continuamente a medida que se va jugando el torneo. La relación entre el tamaño de las ciegas con tu pila de fichas y las de tus contrincantes va a tener gran influencia en tus acciones. Entre las consideraciones importantes que hay que tener en cuenta, se encuentran: ¿Qué tamaño tienen las ciegas? ¿Qué tamaño tienen los antes (si el juego los tiene)? ¿Qué efectos tienen estas apuestas forzadas sobre la acción? Te plantearás tanto estas consideraciones como muchas otras automáticamente cuando te acostumbres al juego de torneos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario